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La producción de Hostos es extensísima y variada, y, pese a tal diversidad, se halla presidida en su mayor parte por los mismos ideales de libertad, en el terreno político, y de humanismo, en el educativo, que siempre guiaron su trayectoria vital.Esta selección de Ensayos de Eugenio María de Hostos contiene algunos de sus textos de carácter social más conocidos. También incluimos otros de carácter más literario, como el ensayo sobre Hamlet y algunas viñetas dialogadas. Reflexiones sobre La educación científica de la mujer; la condición de El Cholo o la Batalla de Ayacucho.Entre los ensayos aquí reunidos destacamos La abolición de la esclavitud en Puerto Rico, donde el autor analiza el debate parlamentario que decidió la liberación de los esclavos en su país. A continuación citamos un pasaje:Los republicanos, que habían callado en tanto que el proyecto no pasó de tal, se espantaron de dejar a los radicales del gobierno monárquico la gloria de una reforma tan trascendental, y el señor Castelar presentó una proposición en que se pedía pura y simplemente la abolición inmediata de la esclavitud.Pronunció un discurso de los suyos, en que hablando de todo, menos de la ley en discusión, y en que tomando y ampliando y aplicando a su capricho la teoría de los mediadores nacionales, inventada por Quinet para demostrar la necesidad de que Alsacia y Lorena fueran francesas, sacó partido para su fácil gloria. (...)El partido republicano, ya victorioso, empezó por aplazar la ley de abolición; pero urgido de nuevo por influencias exteriores, repuso en debate el proyecto atormentado. Lo que había sido necesario para los radicales cuando eran en el poder les pareció fuera de él un gran peligro y llovieron mociones radicales en contra de la abolición inmediata.
Como Bayoán a Marién, así conocí yo a Inda: De pronto, de repente, sin saber siquiera que existía, sin prever el influjo de su existencia en mi existencia.Hace ya más de un año. Pocas noches antes, recién llegado aún a Caracas, se me había forzado amistosa y cariñosamente a asistir a un sarao de familia que acabó por convertirse en una fiesta de bienvenida al huésped lisonjeado. En aquellos momentos se me lisonjeaba. Era yo el representante más activo de las Antillas: de Cuba y Borinquen, que aun necesitan de hombres como era yo. Se festejaba a la patria en mi persona, y los puertorriqueños me recibían como la encarnación de su esperanza, y los cubanos me recibían como al que su patria agradecida recordaba.Aun no había llegado el día de la traición en muchos para quienes fue una gloria y un honor el recibir de mí un apretón de manos.
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