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En sus escasos diecinueve años de existencia Juana Borrero dejó una huella indiscutible en la lírica cubana. Su admiración por Julián del Casal, su noviazgo con el poeta Carlos Pio Uhrbach, su entorno familiar, favorecieron que José Lezama Lima la considerara iniciadora del misterio de la participación poética.El poeta y ensayista cubano Cintio Vitier dijo de Juana Borrero que era una niña prodigio que dejó poesías, cartas y pinturas famosas: El destino de Juana hay que entenderlo desde los supuestos ultra-románticos difundidos en los medios artísticos del fin del siglo y representados entre nosotros con especial sinceridad y lucidez por su amado maestro Julián del Casal. Entre esos supuestos o quintaesencias pueden señalarse dos: la Naturaleza es abominable; la alegría es vulgar.Poco antes de morir de tuberculosis en el exilio, Juana Borrero dictó, casi sin fuerzas, a su hermana, su último poema, titulado así: Última rima.
Tuvieron que pasar setenta años desde la muerte de Juana Borrero en 1896, para que la última de sus hermanas vivas, Mercedes, entregara el epistolario amoroso entre la poeta y su Carlos Pio para su publicación.Este volumen de cartas tuvieron su origen en la relación amorosa de Juana Borrero con Carlos Pío Uhrbach. Estas cartas, debido a la oposición de Esteban Borrero, el padre de Juana, tuvieron que realizarse a través de un secreto intercambio.En ellas conocemos una faceta de la autora mucho más extravagante, sus pasiones, celos y deseos por Carlos Pío.Aquí conocemos la vida de Juana Borrero, la precoz artista adolescente, amiga de Julián del Casal, contemporánea de José Marti, novia del poeta Carlos Pío Uhrbach, en especial a través de su comunicación epistolar.Sobre Juana Borrero escribió Cintio Vitier:El ingenuo sentimiento de su doble grandeza, el candoroso orgullo de ser excepcionales, el desdén por los valores burgueses que los rodeaban y ahogaban, la exquisitez artística de sus gustos, el hastío, la tristeza, la neurosis, todo ese cúmulo de dogmas y prejuicios en los que no se sabe dónde empieza la verdad y dónde acaba la ficción asimilada como un tósigo encantador en los libros y revistas decadentes de la época, palidecen ante la realidad de dos seres que se entregaron mutuamente, no solo como el corazón al anhelo imposible, sino también como la inteligencia a la verdad y el hambre al alimento.
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