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Como en una película de Kelly Reichardt, la protagonista de esta historia se mueve entre exposiciones, presentaciones de libros, estudios de artistas o barrios gentrificados con esa mirada perpleja y en apariencia ingenua que termina por taladrar lo observado. La crítica madre se constituye entonces como una libreta de apuntes sobre la conquista del territorio de la América gringa por parte de artistas nacos, ilegales, desviados, mestizos, caribeños, de género fluido y que sobre todo no tienen donde caerse muertos. Los mejores rasgos de sus lenguajes de resistencia, que son también sus cabezas de playa, son realzados en esta escritura distante de los convencionalismos de la academia o la crítica al uso. De eso se trata la crítica madre en este libro que puede leerse a la manera de un catálogo de raros, el diario de campaña mayamense de una migrante o el filme coming-of-age de una de las escritoras más iconoclastas de la literatura latinoamericana de hoy.
Desde los siglos inquisitoriales, la censura moderna ha sido un mecanismo de control y exclusión de comunidades del saber. La teoría y la historia de la censura sostienen que el acto de censurar es también una práctica de lectura desde el poder, en la que al sentido de lo leído se superpone una verdad prestablecida. En un país como Cuba, regido por un partido comunista único y una notable estatalización de la sociedad y la economía, la censura es un hábito y una necesidad del sistema. El desgaste y la mutación en la ideología de ese Estado producen flexibilizaciones puntuales y una lógica cada vez más casuística en los vetos y las exclusiones. Pero la aplicación de la censura como un recurso del poder político, ideológico y cultural es perfectamente documentable a lo largo de seis décadas. Estos ensayos intentan delinear las coordenadas de ese recorrido, en el campo intelectual cubano, sin proponerse su reconstrucción exhaustiva.
En De últimas horas, el hombre que lee, que escucha música (Bach, Janá¿ek, Palestrina...) o que escribe poemas como quien escribe un diario (para "verificar la/ diferencia entre/ cuerpo y cadáver") no cesa de recordarnos, adentrándose en la vejez, que la frágil imaginación es su patria verdadera, el hilo entre su lengua y su materia. Ese hombre (judío y cubano por más señas) sabe además, como Roman Opalka o Paul Celan, que la muerte es el centro, el omphalos y el crematorio brutal de cada biografía. Por eso en este libro, a la manera de esas "máquinas de suspensión" de las que habla Morton, los poemas de José Kozer registran, a menudo con una belleza abrasadora, no solo el conjunto de ritos y mitos cotidianos que lo acompañan, sino toda una constelación de mutaciones, soledades y accidentes dispuestos, textualmente, entre la proximidad y la lejanía, entre la existencia y la extinción. De ahí que de ellos no escapen los destellos entre las palabra "bosque" y "abedul", el fulgor de la muerte entre las palabras "mantequilla" y "matavaca", ni la rueca del cuerpo y su confín, su ensomatosis.
El libro de Roberto Brodsky es una recopilación de ensayos que tratan los más acuciantes temas de la política nacional del último medio siglo. Escritos por un fino estilista de cultura enciclopédica, el volumen es también un acierto de periodismo literario. Un sinceramiento intelectual, político y personal que plantea como argumento central explicar "qué es Chile hoy en día". Los textos de Brodsky hacen un recuento, fraguado en el momento y con trasparencia y ecuanimidad -lo que no quiere decir imparcialidad, ya que los temas a tratar dan para acuerdos y desacuerdos múltiples, pero nunca medias tintas-, de hechos fundacionales que, hoy en día, pesan más que la Declaración de la Independencia y la ocupación de la Araucanía. Brodsky ha encontrado un lúcido compañero de viaje: el artista Jorge Tacla. En este volumen el pintor colabora con quince reproducciones en blanco y negro de las que ciertamente son las pinturas más reconocidas de su amplísima obra: su ciclo de imágenes de La Moneda en llamas, reproducciones de lienzos cuyas imágenes son instantáneamente reconocibles y que Tacla ha rescatado de archivos fotográficos del período. Sus impactantes facsímiles funcionan como sinécdoques de viralidad en nuestra nueva era de reproducción técnica -véanse las aplicaciones Thread e Instagram- pero también como símbolos de la barbarie misma.
Una mujer camina a solas por un espacio urbano mientras los transeúntes son testigos de su paso por la ciudad. La cámara, los cuerpos, también lo son. Precisamente de esos cuerpos, esa cámara, ese ojo hablan los fotogramas reunidos en este libro. Salir a la calle y sacar el cuerpo de uno a pasear suena sencillo, pero todo se juega allí. Los gestos de Paola Martínez Fiterre cuestionan los límites entre lo público y lo privado, la vida biológica y la vida social, lo vulnerable y lo inmune. ¿Cómo reaccionar ante la presencia de una mujer vestida con almohadillas sanitarias o "íntimas"? ¿Puede convertirse una en voyeur o aceptar una redefinición de lo que se considera público y privado? Precisamente de esos cuerpos, esa cámara, ese ojo hablan los fotogramas reunidos en este libro, donde se testimonian las performances Pensamientos sobre el silencio (Agua) (2018), Pensamientos sobre el silencio (El Museo del Barrio) (2019) y Líos de falda (2019) de Paola Martínez Fiterre (La Habana, 1992). Exestudiante de la Universidad de las Artes (ISA) en La Habana y graduada por el International Center of Photography en Nueva York (2019), Paola explora prácticas fotográficas expandidas a través de la fotografía analógica, la ficción, la pintura y -como es el caso aquí- la performance. El registro fotográfico en este libro muestra el (des)encuentro entre el "adentro" de una mujer y su entorno. Entorno que viene a ser la mirada de un gran otro: el aglomerado de viandantes.
Damián Valdés Dilla, artista cubano, recopila de su entorno material los desechos de un modelo de sociedad en decadencia. Retiene pedazos de chatarra con la sensibilidad para reciclar y transformarlos en móviles y máquinas voladoras, productos de su imaginación. Enrolla y teje objetos con un apretado alambrado, hasta componer curiosos diseños aeronáuticos y automovilísticos, además de grandes maquetas que primero visualiza. Hay una tensión implícita al elaborar cada una de sus piezas escultóricas, desde las de pequeño formato hasta las construidas a gran escala; detalle este notable en el alambrado que retiene las partes y en la composición por objetos dispares que terminan conformando una compleja unidad. Se respira una solidez formal, dada por la retroalimentación de códigos dentro de un mismo lenguaje visual, que alude a la problemática del viaje cual factor sociológico de migración, en tanto solventa esta inquietud en su cabeza al establecer un vuelo emocional como vía de escape a sus circunstancias.
El texto literario para Ríos Baeza se desborda, se automenciona, por lo que es relevante abordar la escritura y los bucles en que esta se manifiesta. Ríos Baeza analiza pues cómo está hecha la escritura y cómo los escritores manifiestan su raíz textual preñada de autorreferencias, para desde allí desmembrar temas, consideraciones, ubicaciones, relaciones de los autores con otras escrituras, géneros y ficciones. Este libro aborda las escrituras poéticas y ficcionales de trece autores: dos poetas chilenos y once narradores. Cuatro argentinos: Borges, César Aira, Fabián Casas, Mariana Enríquez; cuatro mexicanos: Augusto Monterroso (aunque nacido en Guatemala, el exilio lo hizo un escritor mexicano), Cristina Rivera Garza, Yuri Herrera y José Sánchez Carbó; y cinco chilenos: los poetas Nicanor Parra y Jorge Teillier, y los narradores Roberto Bolaño, Mario Valdovinos y Álvaro Bisama.Si sopesamos la relevancia del libro La letra ensimismada. Nuevos ensayos de literatura hispanoamericana, de Felipe Ríos Baeza, observamos que se destacan en su lectura los procesos de autorreferencia y metaficción. Entendemos pues el título: una de las consecuencias de la autorreferencia del lenguaje literario poético y narrativo que se enfoca en su misma realización es una suerte de ensimismamiento. Por ello, este libro convoca al lector a ensimismarse, a estar a la altura del lector que solicita Cervantes: un "desocupado lector".
La serie de dibujos Los fuegos de la vida es irreverente, atrevida, provocadora, con un estro lírico que le impide llegar a la obscenidad. Se aprecia en ella un sentido artístico, intimista y trascendente que va más allá de si se va a publicar o a exhibir, que no se agota en un tiempo concreto, y que revela como una manera de Eduardo Sarmiento de relacionarse con la realidad. Uno tiene la impresión de que para Sarmiento cuando algo queda dibujado y escrito es cuando existe, que nada existe de manera objetiva hasta que no queda aquí registrado.
Con la misma precisión que exhibían Burroughs y Brion Gysin a la hora de aplicar la técnica del fold-in en sus textos, así dobla y junta Jesús Hdez-Güero los rostros de diferentes políticos en Síndrome de Proteus. No para desfigurarlos o burlarse de ellos (aunque algunos de estos rostros no dejarán de causar gracia o sorpresa), sino para reconstruir algo que podría llamarse el pliegue-ideología y el pliegue-historia, esa línea donde uno siempre va a terminar observando más de lo que al principio veía, esa ten¿brae que la realidad y las mass medias siempre intentan vender como lo real y que solo la subjetividad de un artista es capaz de reconstruir. Y lo mismo podría decirse de sus armas, sus casquillos, su pólvora. Quien se enfrente a Las armas no matan estará entrando a un mundo que va más allá de la violencia, la muerte, el cadáver, la sangre; estará entrando a un mundo relacionado con la belleza y la objetualidad. Un mundo hipercrítico y monstruosamente visual. Teológico.
A la extensa y variada bibliografía que ya se acumula sobre la vida y obra de Severo Sarduy, este libro contribuye con una dimensión íntima y conmovedora. Se reúne aquí una parte considerable de la correspondencia enviada por Sarduy a Roberto González Echevarría, quien fuera uno de sus amigos entrañables durante más de veinte años, desde que se conocieran en 1969 y hasta el final de sus días. Los textos reproducidos, cuyos originales se encuentran hoy en la biblioteca de la Universidad de Princeton, son un testimonio de amistad y confianza entre dos imprescindibles intelectuales que compartieron, además de su raíz cubana, varios intereses comunes sobre temas como el barroco, el pensamiento francés, la experiencia del exilio, la tradición cultural de la Isla o la literatura latinoamericana contemporánea. Como resultado de esa comunión, el volumen también se enriquece con una entrevista que trabajaron ambos amigos y con algunas piezas literarias escritas por Sarduy y enviadas entonces a González Echevarría para su valoración exclusiva. A través de un diálogo familiar, muy desenfadado y a la vez perspicaz, estas páginas rescatadas no solo nos revelan detalles valiosos sobre los proyectos creativos de Sarduy, o sobre sus viajes, anhelos, ideas y vínculos con otros intelectuales, sino que además nos hacen partícipes de la estrecha complicidad que labraron el autor de La simulación y uno de sus más sagaces críticos.
Admirable en su solidez lingüística, poderosa en sus ricos nexos con la tradición, la dramaturgia de Abilio Estévez es hoy uno de los tesoros más fecundos de la cultura cubana. Dentro de su vasta obra de escritor total, el teatro le ha permitido a Abilio experimentar en formas del diálogo donde se mezclan, sin recato alguno, filosofía y cotidianidad, sarcasmo y convicción, solemnidad y desparpajo. Hondura intelectual y pulso escénico, siempre de la mano en sus textos, nos han legado monumentos dramáticos como La verdadera culpa de Juan Clemente Zenea, Perla marina, Santa Cecilia, El enano en la botella o La noche. La dimensión simbólica de la escritura de Abilio cobra espesor en Las palomas y el General (ceremonia de Tierra Caliente en trece episodios delirantes). La atomización del arquetipo, mediante la ironía, el juego intertextual y la mascarada, garantiza que la obra, heredera de las novelas del dictador, equilibre su vocación de universalidad con una exquisita paleta de colores locales. Abonados los cimientos de Tierra Caliente con tanto humor como dolor, esta ceremonia disecciona, desde las ruinas mismas de la Utopía, el entramado voraz de la barbarie, su esquema ineludible, su elenco perfecto: un ególatra, unos secuaces y una multitud exaltada que aplaude con frenesí.
Debemos a Antoine Faivre, no solo la propuesta de una perspectiva transdisciplinar en el estudio del esoterismo occidental -entendiendo este como cierto conjunto de corrientes asociadas al devenir, la expansión y la historia intelectual de las culturas europeas-, sino su postulación como todo un campo académico por derecho propio. De hecho, quizá corresponde atribuir a la primera edición de El esoterismo, aparecida en el año 1992, la primera y más condensada elaboración crítica de esa perspectiva, además de una decisiva contribución al establecimiento, a nivel historiográfico y metodológico, de los estudios sobre esoterismo occidental como un marco investigativo transversal; marco que hoy, en rápida expansión, contribuye y da cabida a numerosos debates científicos y culturales. Más allá de la exploración de distintas tradiciones y figuras pertenecientes al hermetismo, el gnosticismo, la alquimia, la teosofía, la masonería, el ocultismo, etc., con este libro Faivre nos ofrece, contra el religionismo ad usum y el oscurantismo perennialista, una fascinante historia de las ideas que, con sus luces y sombras, atraviesa y pone en relación problemáticas y conceptos referentes tanto a la literatura como a las ciencias, a las religiones como a la filosofía.
Burlar el cerco. Conflictos estéticos y negociaciones históricas en el cine cubano nos propone una lectura interconectada de la producción audiovisual realizada en la Isla durante las últimas seis décadas. La obra de clásicos como Sara Gómez, Tomás Gutiérrez Alea, Manuel Pérez Paredes, Sergio Giral o Bernabé Hernández es revisitada desde nuevas perspectivas, que a su vez arrojan otras luces sobre los procesos que acompañaron a la Revolución cubana en sus primeros años. Legados históricos, conflictos de identidad, representaciones, subjetividades, políticas o nociones como la de "hombre nuevo" van conduciendo estas reflexiones, a partir de las cuales también se ilumina la cinematografía más contemporánea de creadores como Humberto Padrón, Carlos Lechuga, Carlos Quintela, Alejandro Alonso, Alan González, Luis Alejandro Yero y muchos otros. Con este libro, Ángel Pérez nos invita a entender, desde el séptimo arte, la transformación o permanencia de varias de las problemáticas sociales, culturales y políticas que han signado la historia de Cuba.
En La larga marca se reunen dos de los titulos mas representativos de Ivan de la Nuez. Un viaje de ida y vuelta entre cultura y politica con el estilo lucido, creativo y provocador del ensayista cubano.
"Espina invita a ser leído con la concentración que se les dedica a los clásicos, con la atención puesta en cada momento de su inspiración siempre en tren de lucimiento, como si asistiéramos a una performance." --Quintín (La Agenda Revista, Buenos Aires)Eduardo Espina nació en Montevideo, Uruguay. Es poeta y ensayista. Sus más recientes libros son el poemario La imaginación invisible. Antología 1982-2015 (Editorial Seix Barral, 2015) y el volumen de ensayos Tsurnamis. Vol. 1. (Editorial Mansalva, 2017). En su país natal ganó dos veces el Premio Nacional de Ensayo y en 1998 obtuvo el Premio Municipal de Poesía. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, portugués, alemán, holandés, albanés, ruso, chino y croata; así como han sido incluidos en más de cuarenta antologías. Sobre su obra se han escrito tesis doctorales y artículos académicos. En 1980 fue el primer escritor uruguayo invitado al prestigioso International Writing Program de la Universidad de Iowa. Desde entonces, radica en un pequeño pueblo de Texas, Estados Unidos. En 2011 obtuvo la beca Guggenheim.
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