Om Chico Rudo... O Duro de Verdad
Dedicado a todos los niños y jóvenes que enfrentan día a día, ambientes tóxicos y de abusos, en sus escuelas, en sus colegios, en sus comunidades y en sus hogares...
Una voz de esperanza por el cambio que necesitamos hacia la concordia y el respeto... Y por la verdadera aceptación de los otros como son.
El Bullying se refiere a todas las formas de actitudes agresivas, intencionadas y repetidas, que ocurren sin motivación evidente, adoptadas por uno o más estudiantes contra otro u otros.
El que ejerce el bullying lo hace para imponer su poder sobre el otro, a través de constantes amenazas, insultos, agresiones, vejaciones, y así tenerlo bajo su completo dominio a lo largo de meses e incluso años. El maltrato intimidatorio le hará sentir dolor a la víctima, angustia, miedo, hasta tal punto que, en algunos casos, puede llevarle a consecuencias devastadoras como el suicidio. La vida de relación de los jóvenes en los centros educativos es compleja, está atravesada por los sentimientos, emociones, actitudes y valores que ellos despliegan entre sí cuando conviven de forma estable y prolongada. Los acontecimientos y sucesos a los que están expuestos y en los que participan son comunes, y esto hace nacer en ellos la autopercepción de que van en el mismo barco, que se dirige a puertos cercanos. A cualquier edad es necesario sentirse lo suficientemente bueno/a como para que los demás quieran estar cerca, conversar y hacer cosas con nosotros/as. Pero, especialmente, en los años de la primera adolescencia es muy importante tener amigos/as y ser aceptado/a por los otros. Los sentimientos de amistad producen una gran satisfacción, alimentan la estima personal y amplían el campo de actuación social, provocando seguridad en uno mismo. Pero no siempre la pertenencia a un grupo implica los sentimientos de amistad que el chico/a busca, a veces la incorporación a un grupo pasa por aceptar las normas, asumir obedientemente los hábitos de este, seguir a sus líderes y callar los deseos y las iniciativas propias.
Este tipo de incorporaciones a los grupos, relativamente abundante en las edades de la adolescencia, resulta cruel y provoca sentimientos muy ambivalentes.
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