El hijo de la alta magia que rodea a los elegidos

La fuerza de Corpus estaba en la meditación de la muerte, en la Cábala draconiana. Meditando logró arrojar una terrible nube de demonios a la vida de quien lo poseía. También usaba conjuración, que es la palabra mágica pronunciada obedeciendo a ritos y encantamientos, pero la meditación le bastaba para destruir a una persona. En meditación supervisó a varios elegidos en el mundo. El proceso se llevó a cabo de la siguiente manera. Mientras meditaba en una de sus bases, le vino a la mente el nombre o la imagen de un elegido y entonces supo que ese elegido era fuerte con la luz e iba a dañar el caos. Era hora de empezar a hacer hechizos hablados, pero también de meditar para destruir a ese ser de luz que molestaba a la oscuridad... Todos los escorpiones practican este tipo de meditación, ya que es la batalla de la luz contra el caos, en su caso de la oscuridad contra la luz, como está escrito en el manuscrito de guerra esenio que se encuentra en los rollos del Mar Muerto. Los esenios previeron esta guerra del fin generada por los 144.000 elegidos de la luz contra los 144.000 elegidos del caos. Las encarnaciones del caos están en la tierra para luchar contra La Prima Vita, la esencia de la luz divina, las primicias celestiales, 144.000 elegidos de la luz en la tierra y son estos los que Corpus y sus amigos quieren destruir. Como uno de los 144.000 elegidos del caos, Corpus tuvo un papel importante, ya que hay 144.000 universos paralelos y uno de estos universos está representado por él. Podía entrar a la habitación de la persona por el umbral y la persona no podía verlo y para eso usaba los espejos, pero usualmente Corpus se quedaba frente a la casa de la persona meditando usando un vehículo que no siempre era de este mundo. También podía meditar en el techo de la casa o en cualquier lugar donde hubiera más magnetismo, ya que usaba la teletransportación para ir a donde quería.