Om Las flores que crecen en el cielo
En la sinfonÃa de la existencia, este poemario se erige como un altar donde se ofrendan versos al cosmos de la experiencia humana. Cada poema es un espejo que refleja la multiplicidad de nuestras vidas, un caleidoscopio de emociones que se entretejen en la tela de nuestra realidad compartida.
Desde la divina presencia del "varón con tintero de escriba", que nos unge con su manto protector y nos libera del miedo, hasta la Ãntima súplica de "donde convergen las partÃculas más pequeñas", donde el amor trasciende las barreras fÃsicas para unirse en la escritura de la aurora, este poemario nos invita a contemplar la belleza en su forma más pura y etérea.
"Las flores que crecen en el cielo" nos sumerge en la contemplación de la vida y la muerte, donde la ciudad moribunda se convierte en un reflejo de nuestro propio silencio, un juego calado en la orilla de nuestra existencia. Mientras, "por difÃcil que sea encontrar la rosa" nos confronta con la realidad de la pérdida y la añoranza, cosiendo las heridas de un amor que se extiende más allá de las estrellas.
Este poemario es un viaje a través de la esencia misma de nuestro ser, donde "donde convergen las partÃculas más pequeñas", y se elevan nuestras plegarias al infinito, solo para regresar y estallar en un nuevo amanecer. donde, encontramos la resiliencia del espÃritu humano, la voz que se alza y proclama su existencia ante la adversidad.
Cada página de este poemario es un paso más en el viaje hacia el entendimiento, un peregrinaje a través de la palabra y el sentimiento. Es una invitación a los lectores a sumergirse en la profundidad de un diálogo atemporal con la belleza clásica.
"La unción de los exilios", otro de los poemas de este libro, se despliega como un lienzo donde se pintan las almas errantes, aquellas que han sido ungidas por la soledad de la distancia y la melancolÃa de lo que queda atrás. En cada verso, se entreteje la memoria con la música de los recuerdos, un réquiem por las raÃces arrancadas y la esperanza que florece en tierras ajenas.
Este poema es un canto a la libertad que surge de las cadenas del exilio, una exploración de la espiritualidad que se aferra a la belleza de la naturaleza como un refugio contra la crudeza de la separación. La muerte se presenta no como un final, sino como una transformación, un paso hacia la inmortalidad del espÃritu que sobrevive en la palabra y el afecto.
En "La unción de los exilios", el amor se convierte en el bálsamo que cura las heridas del alma, y la maternidad se revela como la fuerza creadora que nutre y sostiene a través de la adversidad. La transformación personal es el viaje de regreso a uno mismo, un peregrinaje interno que se refleja en la glosa a la Galatea de Cervantes, donde las coplas reales resuenan con la dignidad de los que han perdido todo, excepto su voz.
La decadencia y la tragedia se entrelazan con la lujuria y el dolor, en un baile de sombras y mariposas que revolotean alrededor de la luz de la existencia, iluminando la oscuridad con destellos de pasión y deseo. La música se convierte en el hilo conductor que une el cosmos con la luna, y la muerte con que se sella el ciclo de la existencia, un umbral que nos invita a comprender la transitoriedad de nuestro paso por el mundo. En "La unción de los exilios", la muerte no es un final absoluto, sino una puerta hacia la eternidad, donde el espÃritu se libera y se funde con el cosmos, dejando atrás la pesadumbre de la carne para abrazar la inmortalidad del alma. Eduardo René Casanova Ealo
Editorial Primigenios
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