Prisión emocional

Conocido por ser una prisión emocional, puede sentirse como si estuviera viviendo en una burbuja, incapaz de conectarse con los demás o consigo mismo. La persona puede sentir que no vale nada y que carece de la capacidad de relacionarse o formar conexiones significativas con los demás.
Y eso puede hacer de la vida diaria una lucha constante.
La persona puede perder interés en actividades que solían brindarle placer, perder el apetito y el sueño, y sentirse agotada todo el tiempo.