Cómo Dejar de Pensar Demasiado las Cosas

¿Te acostumbras a revivir cada una de tus conversaciones? ¿Sueles pensar demasiado a la hora de emitir opiniones y preocuparte por situaciones hipotéticas? ¿Sientes que tus pensamientos no se detienen y te estás agotando? Entonces sigue leyendo...
Cuando reduces el número de pensamientos que se te ocurren en tu mente, mejoras tu enfoque, piensas con más claridad, te vuelves más creativo y lo ves todo en una perspectiva más amplia. Remez Sasson.
Es probable que simplemente estés dando demasiadas vueltas a situaciones que no tienen tanta importancia.

Seguramente te has sentido incapaz de relajarte y apagar tus pensamientos durante unas horas, ni que decir de todo un día.

Tus preocupaciones y pensamientos negativos son tan constantes que han llegado a afectar tu descanso y te sientes exhausto.

Incluso hay personas que no pueden evitar enfocarse excesivamente en cuanto mejor serían sus vidas sin los errores que han cometido.

¿Cuál es el resultado final? Mientras piensas demasiado, no eres productivo. Sin embargo, la autorreflexión y la resolución de problemas lo ayudan a crear soluciones y reconocer los comportamientos que pueden estar frenando.
En este libro, descubrirás: Técnicas probadas para aprender a dominar tu mente.
Maneras para aumentar tu rendimiento en el trabajo y aumentar tu productividad.
Aprende a mejorar tu estado de ánimo sin importar las circunstancias.
Pasos simples para eliminar influencias negativas de tu vida.
Desarrolla hábitos de las personas exitosas y mejora la confianza en ti mismo.
Y mucho más...
Un estudio de la Universidad de Michigan ha descubierto que el 73% de los adultos de entre 25 y 35 años pasan demasiado tiempo rumiando pensamientos obsesivos, así como el 52% de las personas de entre 45 y 55 años.Las investigaciones demuestran que muchas de estas personas creen que se están haciendo un favor al rumiar sus pensamientos, pero lo cierto es que es una práctica peligrosa con muchas secuelas en el bienestar.Tal y como explica David Spiegel, director del Centro para el Estrés y la Salud del hospital Stanford Health Care, "a veces, preocuparse por el problema es mucho peor que el propio problema".
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