Om EL ALCÁZAR DE SEVILLA
Magnífico es el Alcázar con que se ilustra Sevilla, deliciosos sus jardines, su excelsa portada rica. De maderos entallados en mil labores prolijas, se levanta el frontispicio de resaltadas cornisas; hay en ellas un letrero donde, con letras antiguas, «don Pedro hizo estos palacios», esculpido se divisa. Mal dicen en sus salones las modernas fruslerías, mal en sus soberbios patios gente sin barba y ropilla. ¡Cuántas apacibles tardes, en la grata compañía de chistosos sevillanos y de sevillanas lindas, recorrí aquellos verjeles, en cuya entrada se miran gigantes de arrayán hechos con actitudes distintas! Las adelfas y naranjos forman calles extendidas, y un oscuro laberinto que a los hurtos de amor brinda. Hay en tierra surtidores escondidos; se improvisan saltando entre los mosaicos de pintadas piedrecillas, y a los forasteros mojan, con algazara y con risa de los que, ya escarmentados,
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