Om El Último Hombre
Soy el hijo de un confín rodeado por el mar, de una tierra ensombrecida por las nubes que, si en mi mente represento la superficie del planeta, con sus vastos océanos y sus continentes vírgenes, aparece sólo como una mota desdeñable en la inmensidad del todo, y que sin embargo, cuando la deposito en las balanzas de la mente, supera con creces el peso de países de mayor extensión y población más numerosa, pues cierto es que la mente humana ha sido la creadora de todo lo bueno y lo grande para el hombre, y que la naturaleza ha actuado sólo como un primer ministro. Inglaterra, alzada en medio del turbulento océano, muy al norte, visita ahora mis sueños adoptando la forma de un buque inmenso, bien comandado, que dominaba los vientos y navegaba orgulloso sobre las olas. En mis días infantiles, ella era mi universo todo. Cuando, en pie sobre las colinas de mi país natal, contemplaba las llanuras y los montes que se perdían en la distancia, salpicados de las moradas de mis paisanos, que con su esfuerzo habían hecho fértiles, el centro mismo de la tierra se hallaba, para mí, anclado en aquel lugar, y el resto no era más que una fábula que no me habría costado trabajo alguno olvidar en mi imaginación ni en mi entendimiento.
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