Om LA ALPUJARRA:
Al verlo, di de mano a mi tarea y traté de marcharme pero el hombre de lo pasado me atajó en mi camino; congratulose muy formalmente de aquella afición que advertía en mí hacia los monumentos históricos; tratome como a compañero nato suyo, diome un cigarro, mitad de tabaco y mitad de matalahúva, y acabó por referirme (con el más melancólico acento y profunda emoción, a pesar de ser muy buen cristiano y Cofrade de la Hermandad del Santo Sepulcro) todas las tradiciones accitanas del tiempo de los moros y todas las tradiciones alpujarreñas del tiempo de los moriscos, poniendo particular empeño en sublimar a mis ojos la romántica figura de ABEN-HUMEYA.
Yo lo escuché con un interés y una agitación indefinibles..., y desde aquel punto y hora abandoné la empresa de demoler la Alcazaba y di cabida al no menos temerario propósito de salvar un día las eternas nieves que cierran al Sur el limitado horizonte de Guadix, a fin de descubrir y recorrer unos misteriosos cerros y valles, pueblos y ríos, derrumbaderos y costas que, según vagas noticias (tal fue la fórmula de aquel genio sin alas), quedaban allá atrás, como aprisionados, entre las excelsas cumbres de la Sierra y el imperio líquido del mar...
Vis mer