En el Japón el arte se empapa de realidad circundante. Se siente el mar, el viento, la brisa, el arroyo, el cerezo, el crisantemo, la Vía Láctea como elemento de una naturaleza cercana y a través de los Hai-kais y de los Wakas se compenetra el japonés de la belleza del paisaje Íntimo.
La música, la poesía, la escultura, la arquitectura, la estampa y la cerámica, tienen la delicadeza de lo natural y cada una de ellas reproducen los ruidos, los movimientos, las palpitaciones de la própia naturaleza.
-Adalberto García de Mendoza
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